En el anterior post yo preguntaba:
¿Y si mañana el equipo sale como en las grandes noches? Salió.
¿Y si el equipo sigue creyendo en sí mismo? Creyó.
¿Y si sale a comerse al rival? Salió.
¿Y si presiona como si le fuera la vida en ello? Presionó.
¿Y si mañana la afición vuelve a ser el jugador número 12? Una vez más lo fue.
¿Y si mañana la Bombonera está a reventar? Estuvo.
¿Y si mañana somos todos un equipo? Lo fuimos.
¿Y si mañana afinamos la puntería? La afinamos.
¿Y si mañana las ocasiones las aprovechamos? Las aprovechamos.
¿Y si mañana el centro del campo funciona como en los últimos partidos? Funcionó.
¿Y si mañana la defensa sigue siendo tan sólida como en los últimos partidos? Lo ha sido hasta uno de los ¿y si…? no previstos.
¿Y si seguimos siendo uno de los dos equipos menos goleado? No lo sigue siendo.
¿Y si mañana nuestra portería sigue manteniéndose a 0? No lo sigue manteniendo.
¿Y si mañana hacemos de nuevo bueno el hashtag : #NerviónNoRegalaPuntos? Lo ha sido.
Pero en esta vida no todo se puede prever por mucho que lo llevemos viendo años y se me olvidó preguntar:
¿Y si el arbitro aplica el mismo rasero a los dos equipos?
¿Y si ante una clara provocación de Cesc (pícaro y guarro donde los haya), Medel no entra?
¿Y si Cesc no hace teatro y actúa con honradez?
¿Y si ante una mano en el área el arbitro pita falta?¿Y si es necesario que los árbitros ayuden a los equipos grandes?
Esas y otras muchas preguntas se me olvidaron hacer.
Hoy no he salido del campo con una sonrisa como podría haber hecho, pero si orgullosa de los míos, luchar contra 12 no es posible, pero si mi equipo da la cara como hoy, me voy cabrada con el equipo arbitral pero satisfecha por el esfuerzo y el juego de mi equipo y con eso me quedo.